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sexta-feira, 29 de maio de 2015

«Hay mucha violencia en el ambiente homosexual, mucha violación que no se ve, disfrazada de amor»

Philippe Ariño, homosexual casto, investiga la violencia gay

Philippe Ariño quiere denunciar la violencia en el seno de la comunidad homosexual... y los complejos factores de los que nace

Actualizado 8 mayo 2015


Philippe Ariño, periodista parisino de 34 años con sentimientos homosexuales, ha escrito y hablado en numerosas ocasiones a favor de la familia basada en la unión de hombre y mujer y del derecho de los niños a tener un padre y una madre. Ahora, en una entrevista con Jaume Vives Vives, director de DiarioElPrisma.es y popular autor de Pobres pobres: 8 días viviendo en la calle, Ariño llama la atención sobre el problema de la violencia en el seno de la comunidades homosexuales, un ambiente en el que la violación y el maltrato es estadísticamente mucho más frecuente que en la media de la sociedad. 

Philippe Ariño parte de una convicción que ha visto confirmada en su experiencia vital y en la de la gente que conoce y ha entrevistado: "Los hombres no nos reducimos a nuestras atracciones sexuales. La atracción homosexual no es un amor auténtico porque rechaza la diferencia de sexos, que es la sexualidad." 

Su denuncia de la violencia entre homosexuales parte de lo que ha conocido: "Tengo 90 amigos homosexuales que me han dicho que han sido violados. No pienso abandonarles, no puedo callar".

Explica que estas personas fueron violadas "por familiares o en su práctica homosexual amorosa. Es una violación que se disfraza de amor y muchas veces no se ve. Hay mucha violencia en el ambiente homosexual".

Violencia en el arte gay
Esa violencia se observa incluso en el arte, la narrativa, el dibujo que se difunden en los ambientes gays: "Se representa mucho la violación, la mujer violada es un tópico de la producción artística de la comunidad homosexual. Los grandes iconos gays hablan mucho de la muerte, del suicidio, del malestar…"

Ese malestar no se debe sólo al desencanto con la sociedad y sus presiones. Ariño asegura que el malestar -y en parte la violencia- "viene de nuestra práctica homosexual y de lo que vivimos. Lo nuestro es un amor complicado. Vivir la sexualidad sin la sexualidad, sin la diferencia de sexos, es un espejismo".

Otra raíz de esa violencia viene de la infancia: "lo que hemos vivido en nuestra familia y con los amigos, el aislamiento, el miedo a ser hombre o mujer, el odio al deporte y tantas cosas más… También hay que ver cómo nos han tratado nuestros amantes en el terreno homosexual o cómo les hemos tratado nosotros".

Divorcio y porno, causas de riesgo
Una sociedad donde el divorcio es frecuente es una sociedad que enseña a los niños que la relación entre hombre y mujer es algo peligroso, traumático.

Una sociedad donde la pornografía está por todas partes, muy accesible y a edades muy jóvenes, tiene también efectos distorsionadores en los niños y adolescentes.

Por ejemplo, Arño señala que "ciertas personas dirán que son homosexuales porque piensan que no son verdaderos hombres, porque ven en el porno a modelos inalcanzables. O quizá pensarán que no son verdaderas mujeres porque no quieren ser tratadas como han visto en las películas".

En el fondo hay una búsqueda herida de amistad sincera y lucha contra la soledad: "Hemos tenido pocos amigos y cuando llegamos a la edad adulta, y empezamos a entendernos bien con un chico, enseguida pensamos que no solo es un amigo, pensamos que es algo más".

Decir la verdad ayuda contra la homofobia
Para Ariño, luchar contra la homofobia debería significar ayudar a las personas con sentimientos homosexuales a conocer sus heridas y sanarlas. "Yo lucho contra la homofobia porque digo, primero que somos hombres o mujeres libres, no somos animales reducidos a nuestras tendencias sexuales, y porque digo que hay que mirar la atracción homosexual de cara, afrontarla".

A la hora de afrontar la realidad, Ariño valora el papel de la Iglesia católica. "La Iglesia es la única que dice que hay un problema en la homosexualidad. La única que se atreve a decir lo que en realidad es, y a proponer un camino de felicidad para las personas homosexuales, es la Iglesia. La única que habla de nuestro sufrimiento y propone soluciones es la Iglesia. Yo jamás he sido rechazado por un sacerdote. La Iglesia te propone un camino, que es la continencia, sin imponértelo. La continencia no anula tampoco la belleza de la unión homosexual, pues hay bellezas que vienen de la amistad".

Esas parejas ideales...
Sobre las parejas gays que parecen "ideales", se muestra escéptico: "Dan la apariencia de vivir un amor porque hay unos sentimientos, una ternura, contacto físico, genitalidad, pero les falta el alma. Tienen todo el decorado del amor pero les falta el alma del amor. Por eso a menudo no duran, y cuando lo hacen acaban agotadas".

Y añade: "El problema de la pareja homosexual no viene de las personas, porque individualmente somos monísimos, viene de vivir la sexualidad sin la sexualidad, que es una ilusión, es un engaño. Y pensar que podremos vivir ese don total de nosotros mismos sin el otro sexo, en el mejor de los casos puede ser una amistad muy bella pero no nos colmará. Y en el peor de los casos acabamos frustrados por vivir una parodia sincera de la pareja hombre-mujer".

Un truco especial del demonio
Ariño plantea además una hipótesis teológica: "Creo que el diablo ha escogido la homosexualidad para esconderse, porque mundialmente es el único mal que es nombrado bien, que es justificado como naturaleza, identidad o amor. El resto de males la gente sabe que lo son: aborto, divorcio, homicidio… Pero la homosexualidad, no".

Estas frustraciones se encarnan en muchos tipos de violencia: "Yo hablo de prostitución, de violación, de homicidio, de cosas horribles en relación con la homosexualidad. No digo que la homosexualidad provoque esto, pero es el lugar en el que se ha escondido todo lo que la humanidad no quiere asumir. Por eso las personas homosexuales tenemos una responsabilidad increíble y un posible papel genial de médicos universales".

Pedofilia, efebofilia, homosexualidad...
También señala la relación entre homosexualidad y pedofilia: "Hay muchas personas que han descubierto su atracción homosexual en un contexto de pedofilia. Por eso en la génesis del descubrimiento de la atracción homosexual hay mucha pedofilia. La diferencia de edad en las parejas homosexuales es mucho más notable que en las parejas hombre-mujer. El fantasma de la eterna juventud está muy presente en la cultura homosexual. Se habla mucho de efebofilia para no hablar de pedofilia que impacta más, pero es lo mismo, el amor y la atracción por los jóvenes adolescentes. Hay muchas personas que prefieren decir que son homosexuales antes que decir que son pedófilas. Muchas veces se excusan diciendo que sus novios jóvenes son muy maduros para su edad pero la realidad es otra. Niegan la diferencia de sexos y niegan la diferencia generacional. Muchas veces porque no han arreglado sus problemas con sus padres. Por esto también las “uniones homosexuales” son relaciones muchas veces infantiles, donde hay mucha inmadurez".

La homofobia real, violenta, es de homosexuales
Ariño también señala que "todos los casos de homofobia que conozco vienen de gente que tiene práctica homosexual. Y por homofobia entiendo el hecho de atacar a una persona por ser homosexual, no me refiero a no defender las uniones de personas del mismo sexo o a no ver como algo bueno la práctica homosexual. Tengo amigos que han sido asesinados en su casa, otros que han sido lanzados desde lo alto de un puente o que han sido violados y yo conozco la identidad y la sexualidad de los que han cometido estos actos. Cuando estos casos salen en la televisión nunca se habla de la sexualidad ambigua de los asesinos".

La alternativa: amor, santidad, castidad
Y para las personas cristianas que experimentan sentimientos de atracción por su mismo sexo, Philippe Ariño tiene un mensaje: "La Iglesia te ama, y tú, con tu atracción homosexual, si no la practicas y la das a los demás y a la Iglesia, puedes ser un gran santo. Las personas homosexuales que no practican su atracción homosexual pero que la dan a los demás son grandes evangelizadores como San Pablo o María Magdalena. Divertidos, entrañables, increíbles, verdaderamente impactantes. La gente suele pensar que la Iglesia nos rechaza. Si nosotros decimos que estamos bien en la Iglesia demostramos a todos que la Iglesia acoge a todo el mundo tal como es. Eso no son solo palabras, son actos y es nuestra vida. Es innegable. ¡Y es algo fenomenal!"

La entrevista completa se puede leer aquí en DiarioElPrisma.es

(Si le interesa el tema de sanar la homosexualidad y las heridas en las que se origina, o mejorar las relaciones entre padre e hijos con sentimientos homosexuales, le invitamos a conocer los libros de Richard Cohen)



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