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sábado, 29 de outubro de 2016

Un museo público de Estonia se burla de la Virgen María y el obispo luterano salta para defenderla

Los visitantes debían patear un holograma de María

El obispo luterano hizo una auténtica defensa de la Virgen María

Cari Filii  29 octubre 2016

Estonia es considerado el país menos religioso del mundo. En este pequeño territorio pegado al Báltico menos del 20% de su población se declara creyente de alguna religión. Desde el siglo XVI esta república ha sido mayoritariamente luterana pero el paso del comunismo arrasó mayoritariamente la fe de sus gentes.

De hecho, el censo de 2011 mostraba que en este país de 1,3 millones de habitantes apenas había 108.000 luteranos y unos 6.000 católicos.

Este año, el Museo Nacional de Estonia, público, está exhibiendo una muestra para conmemorar la Reforma Protestante en su quinto centenario.

Sin embargo, se ha producido una gran polémica en el país debido a que en el museo en una de las piezas se ofende gravemente a la Virgen María. Incluso las autoridades eclesiásticas luteranas han salido rápidamente a criticar esta supuesta atracción 'cultural'.

La atracción que consiste en destruir a la Virgen
En la exposición destaca un stand en el que aparece una imagen virtual de la Virgen María, concretamente de Nuestra Señora de Gracia.

Todo visitante que pase por delante puede dar una patada en una zona marcada para ello y en ese instante la imagen de María se rompe en pedazos y en su lugar aparece la palabra “Reforma”. Entonces el proceso vuelve a empezar para que otro visitante pueda hacer añicos de nuevo a la Virgen.

El museo ofrece pegar una patada para destruir la Virgen

El Museo Nacional de Estonia defiende esta ofensa asegurando que se trata de una“representación artística de iconoclasia”.

Pero lo cierto es que esta supuesta atracción del museo ni siquiera ha gustado a los propios luteranos. De hecho, el arzobispo Urmas Viilma, de la iglesia evangélica luterana de Estonia, ha arremetido contra la exposición asegurando que se burla de la religión e insulta los sentimientos de los creyentes.

A través de su Facebook este joven obispo luterano de 44 años asegura que “la Virgen María no es para un gran número de creyentes una figura histórica que ha caído en el olvido sino una realidad hoy en día. Esto es una burla y un insulto a los sentimientos de los creyentes”.

"La Virgen facilita nuestra salvación"
Pero este arzobispo no sólo se quedó en una mera crítica oficial al Museo Nacional sino que fue mucho más allá e hizo una acérrima defensa de la madre de Jesús.

Urmas Viilma, arzobispo luterano de Estonia

“La Reforma protestante fue en gran parte un movimiento político y económico, además de un cisma religioso. La Virgen no fue parte de ese mal. Su papel en el mundo sirvió para facilitar nuestra salvación. Ella no se merece, por su santo nombre, ser profanada”, afirmó este obispo.

Aún así su defensa de la Virgen fue a más y agregó que María “no es meramente una figura o una idea sino una verdadera santa que habita con Dios. Ella está siempre presente en la Tierra junto a los fieles e intercede por nosotros”. El arzobispo Viilma insistió en que “como Madre de Dios merece el máximo respeto y a no ser tratada irrespetuosamente”.

La mayoría de los protestantes no admiten la intercesión de los santos desde el Cielo (incluyendo a María), pero el luteranismo en los países bálticos y escandinavos se mantuvo muy cercano a muchas doctrina populares y litúrgicas católicas y algunos jerarcas las mantienen, como se ve en este caso.

La Iglesia Católica en Estonia
Su defensa de María cobra más valor pues Estonia es un país en el que apenas hay católicos. Su único obispo, el francés del Opus Dei Philippe Jourdan, cuenta que los 50 años de represión soviética y de siglos de luteranismo abrieron el paso a una mentalidad individualista en el que apenas nadie cree.

En una entrevista, Jourdan afirmaba que hay unos 6.000 católicos en el país. “La mitad son estonios, todos conversos a partir del final de los años soviéticos. Los demás procedes de regiones católicas de la antigua Unión Soviética: Bielorrusia, Ucrania y Lituania”.

Explicaba el obispo católico que "cada año formamos unos 50 o 60 conversos. Quizá podríamos formar más si tuviéramos más sacerdotes que hablasen estonio. Esta dificultad lingüística es una limitación". Y es que en Estonia sólo hay 15 sacerdotes católicos; de ellos, sólo cuatro son nativos: tres estonios y un ruso nacido en Estonia.

Artículo publicado originariamente en la Fundación Cari Filii

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