Lo ha recibido durante la audiencia general, por iniciativa de la
Fundación Casa del Espíritu y de las Artes, junto al “Pastoral de la
Misericordia” producido con el mismo material
Foto: Fondazione Casa Dello Spirito E Delle Arti |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha
recibido el “Pastoral de la Misericordia”, realizado con láminas
metálicas de las chabolas de Kibera, en Nairobi, Kenia, el barrio
marginal más grande del África subsahariana.
Tal pastoral –que culmina con un
ostensorio– ha viajado por las diócesis de Italia y del mundo,
manifestando así la presencia viva y auténtica de Cristo, que se hace
“legible” precisamente a través del material con el que es construido:
chatarra pobre, descartada, que simboliza el amor de Jesús entre los
pobres y para los pobres.
También han entregado al Papa un
tabernáculo, construido con las mismas láminas metálicas. La iniciativa
es de la Fundación Casa del Espíritu y de las Artes que ya presentó al
Papa en los meses pasados dos proyectos: la Cruz de Lampedusa,
construida con la maderas de las barcas de los migrantes; las hostias de
la Misericordia, producidas en las cárceles.
Al día de hoy, más de mil millones de
personas en todo el mundo vive en chabolas –un tercio precisamente en
el África subsahariana– y se prevé que en el 2020, el número de
habitantes será de cerca de mil millones y medio. Solamente en los
barrios marginales de Nairobi, habitan dos millones de personas que no
tienen energía eléctrica, ni alcantarillados o agua potable, apenas el
5% de los niños va al colegio.
“Si Jesús naciera hoy” comenta
Arnoldo Mosca Mondadori, que ha ideado el proyecto junto al artista
Giovanni Manfredini, “quizá hubiera nacido en una chabola. Quisiéramos
que este pastoral diera la vuelta al mundo, como testimonio sobre este
drama de nuestra contemporaneidad”.
En cada “etapa” del viaje del
pastoral, la Fundación Casa del Espíritu y de las Artes donará un
tabernáculo, realizado con las láminas de metal de las chabolas de todo
el mundo. El significado del pastoral ha sido explicado por monseñor
Pierangelo Sequeri, teólogo y actual presidente del Pontificio Instituto
Juan Pablo II. “Es humilde, este pastoral del Cristo pobre, nómada y
migrante desde su tierna infancia. De hecho, se realizó con las modestas
láminas de los lugares de la acogida y del abandono que se repiten
infinitamente, también ahora. Ya que lleva el Pan del cielo se ha
convertido en puro y resplandeciente como ni siquiera la mejor plata
podría hacerlo. (…) Cuando llevemos este pastoral, tenemos que
recordarlo: no estaremos nunca a la altura de esta pureza y de esta
belleza. Este pastoral es para quién es capaz de conmoverse por el
pueblo que debe ser guiado y consolado, perdonado y sanado”.
in
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