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quinta-feira, 24 de novembro de 2016

O'Malley: "Los abusos a menores han disminuido y pueden ser erradicados con políticas de tolerancia cero"


Sean O'Malley, en México
Tras el escándalo "Spotlight" y la toma de medidas, no se ha dado otro caso en Boston


"El delito es mucho más grave cuando lo comete algún sacerdote o religioso", segura el cardenal
Redacción, 22 de noviembre de 2016 a las 22:16


(Carlos Villa Roiz, en Siame).- "El abuso sexual contra menores, por parte de personas del clero, ha disminuido y puede ser erradicado con políticas de cero tolerancia, adecuados programas preventivos, de educación y de transparencia", afirmó el cardenal Seán O'Malley, Presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, durante un congreso sobre el tema que fue organizado recientemente por la Universidad Pontificia de México.

Al hablar sobre la eficiencia de los programas preventivos de este delito, el Cardenal O'Malley puso como ejemplo a la Arquidiócesis de Boston, donde no se ha vuelto a presentar ni un solo caso de abuso sexual por parte del clero, tras el escándalo que se registró hace 14 años (conocido como "Spotlight"), tras lo cual, en la diócesis se adoptaron medidas adecuadas, transparentes, y de cero tolerancia.

El cardenal O'Malley explicó que el 95 por ciento de los abusos sexuales contra menores se cometen en la propia familia y en otros ambientes ajenos a la Iglesia, pero aseguró que el delito es mucho más grave cuando lo comete algún sacerdote o religioso, porque traiciona la confianza de su víctima, traiciona su vocación, comete un pecado y causa un gran daño a la Iglesia en su credibilidad y confianza. "Esta ha sido la causa por la que muchas personas se han alejado de la Iglesia en todo el mundo", dijo.

Aseguró que el abuso sexual es un delito que cometen personas enfermas, pero eso no le quita gravedad al delito, y que bajo ninguna circunstancia deben quedar impunes estos actos. Los obispos y superiores generales de las Órdenes y Congregaciones religiosas tienen la obligación de dar parte a las autoridades civiles, cooperar con ellas y no obstaculizar la acción de la justicia, de modo que se deben anteponer los derechos de las víctimas y la seguridad de la propia comunidad.

Durante el Congreso, realizado en la Universidad Pontificia de México, los especialistas afirmaron que los juicios deben ser justos, con una defensa libre, y plena objetividad, y que "debe prevalecer la discreción en los procedimientos en el contexto del bien común". De manera categórica se afirmó también que en esta clase de delitos, la culpa nunca es de los niños o adolescentes, sino de los adultos que lo cometen".


En los Estados Unidos, entre 1950 y 2012, el 70% de estos delitos tuvieron lugar antes de 1970.

Al reiterar que la Iglesia tiene la obligación de colaborar con la autoridad civil en las investigaciones luego de una denuncia, se dijo que los obispos, o personas competentes designadas por ellos, también deben hacer sus propias indagaciones, y que en todo momento deben dar acompañamiento tanto a las víctimas como a los acusados, ya sea que estos resulten inocentes o culpables.

Se habló además de que varios sacerdotes han sido acusados falsamente por personas físicas o a través de la prensa, y se dijo que si en el juicio resultan inocentes, la persona queda marcada injustamente y que, en gran número de casos, los medios de comunicación no reparan el daño ni publican su inocencia.

Se destacó que algunos sacerdotes se han suicidado o han caído en alcoholismo o depresión tras una acusación, de modo que la Iglesia debe actuar con justicia pero también con misericordia. "La Iglesia debe reconocer con honestidad los delitos que cometen algunos clérigos, pero también se debe reconocer los esfuerzos que realiza para combatir este mal", dijo.

Como parte de las medidas preventivas que recomiendan implementarse está la formación continua en los seminarios y del propio clero; elaborar códigos de ética para sacerdotes, agrupaciones religiosas, catequistas y voluntarios; mayor discernimiento vocacional, y propiciar los intercambios de información entre seminarios, diócesis y órdenes religiosas, sobre todo al momento de alguna transferencia. En este rubro, se afirmó que la transferencia de una persona culpable no garantiza, de ninguna manera, que el acusado no vuelva a violentar la ley en otra parte. "La falta de sentido común no es misericordia", señaló el Cardenal.

También se habló del uso responsable de internet, del daño que ocasiona la pornografía, y de la importancia de la educación preventiva: "Mostrar pornografía a un menor de edad también es abuso sexual". Luego se profundizó en las consecuencias sociales, los daños que causa un sacerdocio mal llevado a la fe y a la Iglesia.

Durante tres días de sesiones continuas, también participaron en este congreso el Dr. Hans Zollner, SJ; el Arzobispo Charles Scicluna, y el Dr. Mario Ángel Flores, Rector de la Universidad Pontificia e México.

El evento contó con la asistencia de 400 participantes provenientes de 16 arzobispados y 43 diócesis, mexicanas y extranjeras, además de 48 representantes de sociedades de vida consagrada, y 8 institutos.

Los temas que se abordaron fueron interdisciplinarios, entre ellos, se habló de aspectos psicológicos, jurídicos, la atención a las víctimas, los criterios para sancionar y atender al clérigo acusado, los seminarios, el papel de la Congregación para la Doctrina de la Fe, las conferencias episcopales y los superiores generales, y de algunos relevantes documentos pontificios.

La Iglesia es una de las instituciones que ha tomado con más seriedad este problema social en el mundo, y está buscando poner remedio de fondo. Por lo pronto, el Pbro. Dr. Mario Ángel Flores, Rector de la Universidad Pontificia de México, anunció que en febrero de 2017 abrirá un Centro Especializado para la Formación en la Protección de Menores en colaboración con la Universidad Gregoriana de Roma como servicio a la Iglesia Católica en México.



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