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quinta-feira, 7 de dezembro de 2017

‘Amoris Laetitia’ no autoriza un “acceso sin restricción a los sacramentos”

Cartas del Papa y de los Obispos de Buenos Aires (Traducción completa)

Amoris Laetitia, ZENIT-HSM
Amoris Laetitia, ZENIT-HSM
(ZENIT – 7 dic. 2017).- La Exhortación postsinodial ‘Amoris Laetitia’ no autoriza de ninguna manera un “acceso sin restricción a los sacramentos”. Es lo que explicaron los Obispos argentinos en el 2016, en una interpretación de su texto validado por el Papa Francisco en una carta. Ambos documentos están publicados en español en el sitio web del Vaticano.
Esta es nuestra traducción de las dos cartas:
Carta de los Obispos de la Región de Buenos Aires
Estimados sacerdotes:
Recibimos con alegría la exhortación Amoris laetitiaque nos llama ante todo a hacer crecer el amor de los esposos y a motivar a los jóvenes para que opten por el matrimonio y la familia. Esos son los grandes temas que nunca deberían descuidarse ni quedar opacados por otras cuestiones. Francisco ha abierto varias puertas en la pastoral familiar y estamos llamados a aprovechar este tiempo de misericordia, para asumir como Iglesia peregrina la riqueza que nos brinda la Exhortación Apostólica en sus distintos capítulos.
Ahora nos detendremos solo en el capítulo VIII, dado que hace referencia a “orientaciones del Obispo” (300) en orden a discernir sobre el posible acceso a los sacramentos de algunos “divorciados en nueva unión”. Creemos conveniente, como Obispos de una misma Región pastoral, acordar algunos criterios mínimos. Los ofrecemos sin perjuicio de la autoridad que cada Obispo tiene en su propia Diócesis para precisarlos, completarlos o acotarlos.
1) En primer lugar recordamos que no conviene hablar de “permisos” para acceder a los sacramentos, sino de un proceso de discernimiento acompañado por un pastor. Es un discernimiento “personal y pastoral” (300).
2) En este camino, el pastor debería acentuar el anuncio fundamental, el kerygma, que estimule o renueve el encuentro personal con Jesucristo vivo (cf. 58).
3) El acompañamiento pastoral es un ejercicio de la “via caritatis”. Es una invitación a seguir “el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración” (296). Este itinerario reclama la caridad pastoral del sacerdote que acoge al penitente, lo escucha atentamente y le muestra el rostro materno de la Iglesia, a la vez que acepta su recta intención y su buen propósito de colocar la vida entera a la luz del Evangelio y de practicar la caridad (cf. 306).
4) Este camino no acaba necesariamente en los sacramentos, sino que puede orientarse a otras formas de integrarse más en la vida de la Iglesia: una mayor presencia en la comunidad, la participación en grupos de oración o reflexión, el compromiso en diversos servicios eclesiales, etc. (cf. 299).
5) Cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hagan factible, especialmente cuando ambos sean cristianos con un camino de fe, se puede proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción (cf. nota 329) y deja abierta la posibilidad de acceder al sacramento de la Reconciliación cuando se falle en ese propósito (cf. nota 364, según la enseñanza de san Juan Pablo II al Cardenal W. Baum, del 22/03/1996).
6) En otras circunstancias más complejas, y cuando no se pudo obtener una declaración de nulidad, la opción mencionada puede no ser de hecho factible. No obstante, igualmente es posible un camino de discernimiento. Si se llega a reconocer que, en un caso concreto, hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad (cf. 301302), particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión, Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía (cf. notas 336 y 351). Estos a su vez disponen a la persona a seguir madurando y creciendo con la fuerza de la gracia.
7) Pero hay que evitar entender esta posibilidad como un acceso irrestricto a los sacramentos, o como si cualquier situación lo justificara. Lo que se propone es un discernimiento que distinga adecuadamente cada caso. Por ejemplo, especial cuidado requiere “una nueva unión que viene de un reciente divorcio” o “la situación de alguien que reiteradamente ha fallado sus compromisos familiares” (298). También cuando hay una suerte de apología o de ostentación de la propia situación “como si fuese parte del ideal cristiano” (297). En estos casos más difíciles, los  pastores debemos acompañar con paciencia procurando algún camino de integración (cf. 297299).
8) Siempre es importante orientar a las personas a ponerse con su conciencia ante Dios, y para ello es útil el “examen de conciencia” que propone Amoris laetitia 300, especialmente en lo que se refiere a “cómo se han comportado con sus hijos” o con el cónyuge abandonado. Cuando hubo injusticias no resueltas, el acceso a los sacramentos es particularmente escandaloso.
9) Puede ser conveniente que un eventual acceso a los sacramentos se realice de manera reservada, sobre todo cuando se prevean situaciones conflictivas. Pero al mismo tiempo no hay que dejar de acompañar a la comunidad para que crezca en un espíritu de comprensión y de acogida, sin que ello implique crear confusiones en la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio indisoluble. La comunidad es instrumento de la misericordia que es “inmerecida, incondicional y gratuita” (297).
10) El discernimiento no se cierra, porque “es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena” (303), según la “ley de gradualidad” (295) y confiando en la ayuda de la gracia.
Somos ante todo pastores. Por eso queremos acoger estas palabras del Papa: “Invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia” (312).
Con afecto en Cristo.
Los Obispos de la Región de Buenos Aires
5 de septiembre de 2016
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo
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Carta del Papa Francisco a los Obispos de la Región de Buenos Aires
Mons. Sergio Alfredo Fenoy
Delegado de la Región Pastoral de Buenos Aires
Querido hermano,
Recibo el texto de la región Pastoral de Buenos Aires (“Criterios básicos para la aplicación del Capítulo VIII de Amoris laetitia”). Muchas gracias por enviármelo; estoy contento con este trabajo que han hecho: un verdadero ejemplo de acompañamiento de sacerdotes…y todos sabemos cuán necesaria es esta proximidad del obispo con su clero y del clero con el obispo. El más cercano al obispo es el sacerdote, y el mandamiento de amar a su prójimo como así mismo comienza, por nosotros los obispos, precisamente con nuestros sacerdotes.
El texto es muy bueno y explica completamente el significado del Capítulo VIII de Amoris laetitia. No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien. Que el Señor os recompense por este esfuerzo pastoral de caridad.
Es precisamente la caridad pastoral que nos impulsa a ir al encuentro de los que están lejos, y una vez que los hemos encontrado, a comenzar un camino de acogida, de acompañamiento, de discernimiento y de integración en la comunidad eclesial. Sabemos que es cansado, que se trata de una pastoral “cuerpo a cuerpo” que no se satisface con mediaciones programáticas, organizativas o legales, aunque sean necesarias. Simplemente: acoger, acompañar, discernir, integrar. De estas cuatro actitudes pastorales, la menos cultivada y la menos practicada es el discernimiento; y me parece urgente la formación al  discernimiento, personal y comunitario, en nuestros Seminarios y Presbiterios.
Finalmente, me gustaría recordar Amoris laetitia  ha sido el fruto del trabajo y de la oración de toda la Iglesia, a través de dos sínodos y del Papa. Por eso recomiendo una catequesis completa de la Exhortación, que ciertamente ayudará al crecimiento, fortalecimiento y santidad de la familia.
Os doy gracias de nuevo por el trabajo realizado y os animo a continuar adelante, en las diversas comunidades de la diócesis, al estudio y la catequesis de Amoris laetitia.
Por favor, no os olvidéis de orar por mí y de hacer orar por mí. Que Jesús os bendiga y que la Santísima Virgen os guie.
Fraternalmente,
Del Vaticano, 5 de septiembre de 2016
Francisco
© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo
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